miércoles, 9 de diciembre de 2009

ÉTICA DEL ENCUENTRO INTERPERSONAL


Si hablar de la “convivencia Familiar” no resulta ser un tema fácil de tratar menos aún lo es el intentar hablar de la “convivencia laboral” y las normas fundamentales que la estructuran. Sin embargo, creemos que es importante en una institución como ésta que tiene como función fundamental educar y educar en valores, intentar profundizar en el modo en el que desarrollamos nuestras relaciones y nuestra comunicación.

La ética es una disciplina que intenta decirnos algo de nuestra realidad como seres humanos. Ella tiene una doble dimensión que nos permite cuestionarnos el modo en cómo organizamos nuestra vida y nuestras relaciones y por otro lado, es una disciplina que intenta proyectar la finalidad de todo nuestro ser y de nuestro actuar. Es una disciplina de finalidad que nos permite cuestionar nuestra realidad. En esta pequeña intervención intentaré entregar algunos elementos, que a mi modo de ver, debieran estar presentes en nuestra vida y en nuestra convivencia, tanto a nivel personal como a nivel laboral.

1. Descubrimiento del otro como un “Tú”

Lo más importante en toda comunicación es, en primer lugar, realizar un trabajo de reconocimiento de la Dignidad de la persona humana y de todas las personas, es decir, reconocer su originalidad, inteligencia y voluntad, es decir, reconocerlo como distinto de mi, como Otro que me interpela y cuestiona. Eso quiere decir, que para toda relación interpersonal es imprescindible reconocer a la otra persona (autoridad, colega, alumno, apoderado, etc.) como PERSONA y no como objeto. Esto quiere decir que las personas valen en cuanto tales. Sin embargo, las personas pueden adoptar diferentes modalidades, en cuanto son vistas y aceptadas por los demás. En este sentido, podemos convertir a los demás en objetos, en personas o en prójimos Las relaciones serán de distinta índole según sean objetos, personas o prójimos.

Existen diversas formas por las cuales podemos hacer de la otra persona un objeto, yo me remitiré a señalar solo algunas:

a) El otro como un “don Nadie”, como si no existiese para mí. Existe materialmente pero no como persona. No importa si el otro entra a formar parte o no de mi empresa, curso, trabajo. El otro como un número más (un integrante anónimo de “los porcentajes” en las encuestas. Ese que no existe personalmente sólo como miembro de la masa, del todo; Un funcionario más que es necesario en cuanto permite completar el número. Sabemos que es difícil mantener relaciones con todas las personas y entablar con ellos un grado de amistad. Sin embargo, es posible y necesario abrirse a todos los hombres de una manera potencial.

b) El otro como un instrumento: No podemos negar que hay un paso de avance en relación con el anterior. Este método digamos que en algo considera al otro, pero sólo como utilidad, en cuanto me sirve. Es, en la práctica también un objeto que me sirve para la realización de mis fines. La instrumentalización del hombre por el hombre ha sido puesta de relieve por muchos de los pensadores actuales. Está de más decir que en algunas reparticiones privadas y públicas esto se da con mucha frecuencia. Recordemos sólo algunas: Prostitución, esclavitud, sociedad de consumo.

c) El otro como un rival: Esta forma de relacionarme con el otro también considera al otro como un obstáculo para alcanzar mis propios fines, como algo que se interpone enojosa y perturbadamente frente a mis planes y objetivos. Pero en este punto hay que agregar algo más al otro se le puede considerar como un rival pero también se lo puede llegar a tratar como un rival y con ello estamos afirmando que ya no es una consideración pasiva sino que se pasa a la acción.

d) El otro como objeto de contemplación: En este tipo de relaciones pasamos a considerar al otro como un “Ello”, un objeto digno de ser apreciado como espectáculo. Me sitúo ante él y lo contemplo.

e) El Otro como objeto de transformación: La otra persona puede ser considerada como medio para transformar mi vida, para solucionar mis problemas. (relación médico – paciente)

Para poder entrar en un nivel de relaciones que nos permita considerar al otro en cuanto tal hay que tener presente que el otro es necesariamente un “Tú” distinto de mi, Con cualidades y características que le son propias y con una intimidad o interioridad que lo hace igual a mi pero diverso a la vez. En palabras de Vidal podemos afirmar que es necesario siempre valorar al otro (que para ser más exacto es quien me permite a mi reconocerme como otro- distinto y singular) no como un “que” sino como un quien con el cual es posible realizar tres acciones fundamentales: Coejecutar, cocreer y promover una mutua donación. Acciones que por lo demás están presentes en toda relación de amistad.

Pero a veces esto no es posible. No porque no consideremos al otro como un tú sino porque a veces nosotros mismos vivimos sometidos a diversas formas de alienación de nosotros mismos. Vivimos muchas veces encerrados en nuestro papel social, llámese profesión, cargo de importancia, procedencia social, que nos impide entrar en contacto transparente con el otro, el papel social que jugamos (desempeñamos) es un obstáculo porque nos encierra en un status del que, por más que queramos no es posible safarnos y entrar en el nivel propio de las relaciones personales. Pero también existe otro obstáculo o alienación que impide una verdadera comunicación interpersonal y es la de las máscaras que nos imponemos ante los demás y creemos que al entrar en contacto con otros podemos terminar siendo “descubiertos” en nuestra interioridad o verdad y es por ello que no nos arriesgamos y dejamos de comprometernos. Porque querámoslo o no, convivir, relacionarse, comunicarse verdaderamente significa hacerse vulnerable del otro. Y aquellos que llevamos máscaras en nuestras relaciones (que por lo demás somos todos de una y otra manera) nos involucramos en un juego inconsciente (o veces demasiado consciente) de “parecer” ante los demás, ocultando nuestra personalidad o mostrando algo de ellas. Estamos así en presencia de una comunidad que organiza su modo de relaciones de manera carnavalesca, un juego que nos impide entrar en contacto mutuamente.

El “Nosotros” como eje de la comunicación interpersonal:

Por eso, creo que es imprescindible al momento de evaluar nuestras relaciones y al momento de darnos nuestras propias leyes en un relación interpersonal que seamos capaces de tener presente cuatro requisitos fundamentales en toda auténtica manifestación de la convivencia a modo personal:

• Integrar toda nuestra persona de manera consciente en el proceso de comunicación y de convivencia, tratando de hacer más transparente o manifiesto nuestros prejuicios e intentar superarlos.
• Responsabilizarme de mi mismo ante el otro, pero lo que más importante, ante mi mismo, para dar una mejor respuesta al otro.

• Tener una actitud de apertura, salir del yoísmo. El hombre es apertura y se realiza en la apertura.

• Es fundamental intentar entrar al “nosotros” como eje de la comunicación interpersonal. Se trata de concebir nuestras relaciones desde la óptica de algo nuevo y novedoso, de la óptica de lo comunitario, de renunciar al yo para encontrarnos con un Tú y que entre los dos surja un elemento nuevo y creativo que asocie a los dos elementos, pero que a la vez los diferencie y los supere. Esto se logra solo sí somos capaz de tener una actitud recíproca de comunicación veraz, fiel y tolerante.

Las Actitudes éticas de la relación interpersonal:


A modo de simple esbozo intentaré exponer lo que según mi parecer deben ser los valores y actitudes fundamentales que deben regir toda convivencia que se precie de humana.

a) VERACIDAD: Es imprescindible que las personas consideremos la Verdad como una actitud, valor o hábito básico de vida. Es decir, considerar la voluntad de ser verdaderos en todo nuestro actuar para poder así lograr entrar en un nivel de relaciones auténticamente humano que, por sobre todo, respete al otro. Porque cuando actuamos verazmente lo que estamos haciendo es un acto de respeto sublime al otro en cuento persona que se merece nuestro respeto.

En el mundo actual resulta especialmente necesaria esta actitud, ya que el hombre de hoy está profundamente aquejado por la dificultad de realizar el valor de la verdad en su propia vida.

Ámbito importante para realizar la veracidad se encuentra en el sector público. La veracidad debe ser realizada especialmente en los medios de comunicación, en la propaganda y publicidad y de manera especial en las instituciones o grupos.

Pero por sobre todo, la veracidad se debe realizar en el respeto al parecer del otro. Como bien decía Ranher; “al amor y fe respecto a la verdad oculta en el otro bajo su punto de vista contrario al nuestro, con el que no podemos estar de acuerdo.”•

b) FIDELIDAD: Es otro de los pilares de las relaciones interpersonales que camina unida a la veracidad. Las relaciones auténticamente humanas sólo se pueden dar si tenemos fe en el otro hombre en cuanto hombre. Es la garantía de rectitud en las relaciones con nuestro prójimo, ya que toda relación conlleva implícita en sí misma una actitud consecuente y fiel con el otro con el cual me relaciono.

c) RESPETO: Respeto al otro en cuanto otro, a sus creencias, ideas, etc.

d) PLURALISMO: Frente a toda postura de dogmatismo e intransigencia.

e) SERVICIO: Considerando al otro y al hombre mismo como un ser para los demás.
F) LIBERTAD como independencia, señala que si en una relación, las partes no respetan mutuamente los derechos del otro y más aún no se está dispuesto a luchar porque se respetan los ajenos, esta libertad se convierte en un individualismo egoísta a la defensa exclusiva de intereses personales o cuando mucho, de un grupo que se acuartela en asegurar la propia independencia. Es por lo tanto, condición para crecer en una sana libertad del respeto activo por los derechos de los demás que se traduce en no exigir para sí lo que no se está dispuesto a exigir para los otros.

A la base del valor de la igualdad está la dignidad de la persona cuyos derechos inalienables exigen consideración y respeto. El largo camino hacia la degustación del valor de la igualdad, pasa por la alcabala (control) del respeto para que no falte en el equipaje de ningún ciudadano el disfrute de iguales oportunidades vitales. Un respeto activo frente al otro elimina la actitud selectiva de las sociedades al relacionarse donde lo corriente es que el fuerte, el poderoso termine imponiendo su criterio, su norma, su decisión en la comunidad política.

g) SOLIDARIDAD: Al reseñar el valor moral de la solidaridad insiste en subrayar su carácter de universalidad que rompe necesariamente con el individualismo cerrado y egoísta, con la independencia total que no toma en cuenta la presencia del otro, simplemente lo desconoce o excluye y es entonces en la solución de los conflictos relacionales donde el respeto lo activo se hace solidaridad universal porque se piensa no sólo en los intereses particulares de los miembros de un grupo sino que su radio de acción se extiende al universo de afectados por la acción del grupo.

h) DIÁLOGO como un camino que compromete a toda la persona de cuantos en él se involucran porque se trata de la búsqueda compartida de lo verdadero y lo justo y la resolución justa de los conflictos que surgen en el marco de la cotidianidad tanto a nivel público como privado. En el logro de este objetivo, es respeto activo es un componente que tiene su carga y su incidencia pues en sus condiciones está implícita la necesidad de respetar los derechos de cada interlocutor a expresarse, a ser escuchado sin prejuicio, a respetar el proceso de búsqueda de una decisión final justa que excluya parcializarse por intereses particulares y atienda, en cambio, los intereses de todos los afectados.

Espero que estos elementos enunciados nos permitan cuestionarnos y plantearnos la necesidad de revisar nuestras relaciones para que así éstas se realicen a modo plenamente humano.

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